El granallado es una técnica de limpieza superficial por impacto con el cual logramos a la vez un acabado superficial en sí y a su vez una correcta terminación. Consiste en la proyección de partículas abrasivas, o granalla, que al impactar con la pieza a tratar, elimina todos los contaminentes de la superficie de la pieza metálica y las imperfecciones del material. La granalla se presenta en forma de partículas de diámetro mínimo, recibidas en sacos de 25 kilos.
Se utiliza para limpieza o decapado y para la preparación de superficies donde serán aplicados recubrimientos superficiales posteriores, concretamente para el proceso de zinc mecánico y, ocasionalmente, para el zinc electrolítico.